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martes, 12 de octubre de 2010

JUANA AZURDUY

Juana Azurduy

Mitre habla así de Juana luchando junto a Padilla: “(...) Acompañábale en sus correrías su esposa Doña Juana Azurduy, que llegó a hacerse tan famosa como su marido por su valor, sus hazañas y por su ascendiente sobre los naturales. Esta heroína educada en un convento, de gallarda presencia, rostro hermoso, y tan valiente como virtuosa, contaba en aquella época treinta y cinco años de edad.”

Manuel Belgrano es el hombre que reconoce el verdadero valor de Juana explicitándolo en una carta a Pueyrredón, en la cual le solicita reconocimiento oficial, se le otroga el grado de Teniente Coronel “debido al varonil esfuerzo y bizarría de la Amazona Juana Azurduy”. Por su parte, el propio Belgrano le regala su espada.

Juana huyendo de los realistas, se interna con sus cuatro hijos en el monte desconocido. No hay alimentos, no hay refugio posible a los vientos y a la plaga de insectos que llenan de pestes el cuerpo de sus pequeños. Es aquí donde se enferman cada uno de sus cuatro hijos, donde mueren Manuel y Mariano, antes de que Padilla y un indio amigo lleguen en auxilio de la madre guerrera. De vuelta en el refugio del valle de Segura mueren Juliana y Mercedes, las dos hijas, de fiebre palúdica y disentería.
Tanta muerte insoportable trae la vida: Juana Azurduy está nuevamente embarazada cuando combate el 2 de agosto de 1814 con Padilla y su tropa, en el cerro de Carretas. Luisa Padilla, la última hija de los amantes guerreros, nace junto al Río Grande y experimenta ahora en brazos de su madre los ardores de la vida revolucionaria.

Los hombres que la custodiaban presumen que su jefa está débil y es el mejor momento para arrebatarle la caja con el tesoro de sesenta mil duros, el botín de guerra con el que cuentan, para su supervivencia. Los traidores al mando de Loayza arremeten contra la teniente coronela, que se alza frente a ellos con su hija en brazos y la espada obsequiada por el General Belgrano,  feroz y decidida, ordena en quechua acciones bélicas a su tropa de indios amigos. Con su espada, le arrancó la cabeza a Loayza de un solo sablazo de derecha.


Ganó apenas 33 batallas liderando su ejército de leales, casi todos indios y un número impreciso de amazonas.    

Es evidente que la historia debe narrar con moderación las hazañas y el liderazgo de la mujer guerrera, porque como es sabido las mujeres han sido llamadas a ser vírgenes o santas pero los títulos y las condecoraciones son patrimonio exclusivo de los varones.

2 comentarios:

  1. admiro a juana azurduy!!!y a MARIA REMEDIOS DEL VALLE!!!! LA MADRE DE LA PATRIA!!

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  2. Creo que los malditos escribieron la historia,por que como puede ser posible que estas mujeres por muchisimo tiempo fueron olvidadas!!

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